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VIDA EN ABUNDANCIA

LA POSIBILIDAD DE VIVIR EXUBERANTES

“Imagina tu vida sin miedo”, dice el subtítulo del libro bestseller SIN TEMOR, de Max Lucado. ¿Te puedes imaginar vivir así?

Se sabe que nada bueno va a manifestarse en nuestra vidas si primero no lo creemos en el espíritu; sin embargo, una vez que lo anhelamos interiormente mediante la fe, ¡podemos llegar a disfrutarlo!

Por tanto, yo también te exhortaría: Imagina tu vida en abundancia, fluyendo en una corriente de amor, descansando en un estado de completa paz. Imagina saberte protegido completamente, y amanecer cada día sin dudas. Imagina tener la certeza de que triunfarás y saldrás adelante, venciendo todo obstáculo y conquistando notables victorias.

¿Será esto posible, aún en medio de lo que ocurre alrededor, y a pesar de las circunstancias más adversas? Según la Palabra de Dios sí, ¡pero solamente tomados de la mano de Dios, y practicando de cerca su compañía!

“Jehová es mi pastor; nada me faltará… Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores... mi copa está rebosando” (Sal.23:1,5).

Con el fin de alcanzarla y para aprovecharla al máximo, quiero analizar contigo este tipo de vida anunciada por Cristo en ese famoso versículo, que me fue enseñado desde de que era niño: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn.10:10).

Dispongámonos a analizar varios pasajes de la Biblia que nos hablan de esta promesa (y en los que se mencionan la vida y la abundancia en “letras negritas”), esto con el fin de comprenderla bien y de apropiarla personalmente.


LO ABUNDANTE DE DIOS: ALCANZABLE “POR PRIORIZAR”

La Biblia nos aclara que Jesús compró para nosotros una clase de vida muy abundante, una que podemos disfrutar en plenitud. Dijo que vino “para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn.10:10). Su cualidad de “abundante” significa que ésta llega más allá que solo la seguridad eterna del alma, pues incluye un bienestar integral lleno de propósito y es significado, experimentado en íntima relación con Él.

Esta “condición de diaria plenitud” disponible en conexión con Jesús representa un total contraste respecto a la realidad que se vive separado de él, y es literalmente la contraposición “entre la muerte y la verdadera vida”.

La “vida en abundancia” es “vida eterna y abundancia espiritual” al mismo tiempo, en contraposición a vivir buscando lo perecedero (como en Lucas 12:15, que dice: “Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (cf. Lc.14:33).

¡Vaya intercambio! Dios promete que nos puede bendecir, acrecentar y prosperar como resultado de buscarle a Él, primero. Tenemos la promesa de ser suplidos integralmente en todo tiempo, si solo le ponemos a Él en primer lugar. Así lo aconsejan también otros versículos, como estos:

“Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.” (Dt.28:1,11).

Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre” (Sal.91:14). “Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; si no enalteciere a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría” (Sal.137:6). “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mt.6:33). “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Col.3:3). “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (II Pe.3:17).


DEFINICIONES EXACTAS

¿Qué significa con precisión esta “vida abundante” que Jesús ofrece? ¿A qué se refería exactamente el Maestro con esto de “vida en abundancia”?

Analicemos primero su sentido más vital, para luego pasar a ponderar todos sus alcances.

En su aplicación más urgente, la vida abundante se refiere a la vida espiritual que Dios nos brinda a través del nuevo nacimiento, la que habíamos perdido por Adán mediante la muerte que entró por desobediencia, nuestra desconexión de Dios que se provocó por el pecado. Desde ese entonces, y desde este punto de vista, vivir sin Él no es vivir de verdad al 100%, sino meramente “existir biológicamente como seres pensantes dentro de cuerpos físicos”… pero en total carencia de comunión sobrenatural con nuestro Creador. Todos nacemos en esa condición de “muerte espiritual”, la cual mediante el creer en Cristo para salvación es cambiada por la vida que Dios nos imparte nuevamente al darnos su Espíritu, mediante la conversión por fe. “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Ef.2:1).

Esta clase de vida es la que San Pablo hace notar en su Carta a los Romanos, cuando escribe: “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Rom.5:17,20,21).

Varias versiones bíblicas han traducido de varias maneras las palabras “vida en abundancia” a las que Jesús hizo referencia, por ejemplo:

“Mas abundantemente”.

“Rebosando”.

“Tenerla al máximo”.

“Tenerla superabundantemente”.

“Para que puedan gozar la vida”.

“Esa que es excelente”.

“En una mayor medida”.

“En toda su plenitud”.

“Tenerla ampliamente”.

“Tenerla hasta rebosar”.

“Mediante tenerla en superabundancia”.

“Que tengan abundancia”.

“La tengan más y más”.

“La tengan abundante”.

“Para que tengan lo mejor”.

“La tengan en plenitud”.

“Darles una vida plena y abundante”.

“Para que la vivan plenamente”

En todos los casos, alude primordialmente a vivir la vida en un nivel superior al común que conocen todas las personas por el solo hecho de haber nacido físicamente, y del que se goza de manera natural, la dimensión “tan común” que palidece ante el deslumbrante brillo de la dimensión tan excelsa y excelente que se recibe y se disfruta cuando se conoce y se sirve a Dios.


LA HUMANIDAD BENDECIDA POR LA DIVINIDAD

A partir de su significado elemental, y en virtud de que la relación con Dios está restaurada y es conservada, la provisión de “vida abundante” tiene un amplio espectro de aplicaciones en nosotros, al ser ministrados por Dios en todas las áreas de nuestra necesidad. “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia” (Jn.1:16).

En el idioma bíblico original, el vocablo “abundancia” es el griego “perissos”, que conlleva el sentido de “ir más allá”, “superabundante en cantidad o superior en calidad.” Por implicación, indica algo excesivo, una preeminencia, algo más abundante, muy altamente, por encima de lo supuesto, una ventaja, algo más allá de toda medida, algo mayor y más vehemente.

Pero esta palabra griega no solo aparece como “abundancia” en nuestro Nuevo Testamento, sino que también se tradujo como “de mas”, “en gran manera”, “mayor”, “ventaja”, “demasiado” y “por demás” (en el sentido de “sobrar”). Significa “mas que suficiente”, y “por encima de lo otro”. En su uso secular describía “una cantidad mas que suficiente”, algo “extraordinario”, “excesivo” o “inusual”, y algo ejecutado o logrado “en toda manera posible”.

Su sinónimo en el Antiguo Testamento conllevaba sentido de “ganancia” y “ventaja” (como en Proverbios 14:23, “en toda labor hay fruto”), y como “extraordinario” o “sobresaliente” (como en Daniel 5:12, “fue hallado en él mayor espíritu”).

Así, pues, por su significado original, la palabra griega usada por Jesús para decir “abundancia” indica una vida superior y extraordinaria, que sobrepasa lo común, más eminente, prominente y excelente. Es un tipo de vida que excede por encima a lo necesario. ¡Gloria a Dios!

¿Estás viviendo esta clase de vida?

“Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Jn.4:10,13,14).


VIVIENDO AMPLIAMENTE... “POR TRASLADO”

Ésta nueva “clase de vida” que experimentamos se basa en el traslado de la vida pasada que vivíamos hacia la vida nueva, esa “novedad de vida” que dice San Pablo que es como la experiencia de Cristo al resucitar de los muertos, pasando de la muerte a la vida (Rom.6:4, LBLA).

Varios pasajes nos hablan de ese contraste y de esa abundancia, testificando de la gloriosa condición de vida que nos fue concedida en Cristo al ser salvos, la cual incluye los enormes y gloriosos beneficios de ser hijos.

Para apropiarse de algo hay que primero entenderlo, y para esto los siguientes hechos son hermosamente “gráficos” y descriptivos acerca de esta vida, la cual es “literalmente” pasar:

  1. De muerte a vida: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Jn.5:24). “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Ef.2:1).

  2. De maldición a bendición: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición” (Gal.3:13). “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Ef.1:3).

  3. De condenación a justicia: “Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Jn.8:10,11). “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Rom.8:1).

  4. De la escasez a la bonanza: “Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre” (Dt.8:7-9). “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (III Jn.1:2). “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil.4:19).

  5. Del reino de maldad al reino del bien: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz” (Ef.5:8). “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Col.1:13).

  6. De la lejanía a la comunión: “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Ef.2:13). “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” (I Jn.1:3).

  7. De la orfandad a la adopción: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Rom.8:15). “En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Ef.1:5). “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!” (Gal.4:6). 

  8. De la oscuridad espiritual a la luz de la verdad: “Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado” (II Cor.3:14). “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (II Cor.4:6).

  9. De la esclavitud a la libertad: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Jn.8:36). “Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna” (Rom.6:18,22). “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gal.5:1). “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (II Cor.3:17).

  10. De la desprotección a la herencia: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” (Rom.8.17). “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa” (Gal.3:29). “Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos” (Ef.1:18).

¡Así de gloriosa es la altura de esta vida! Óptima y deseable, emanada del río inagotable del amor de Dios hacia nosotros, “para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” (Ef.2:7).


APROPIÁNDOSE LA ABUNDANCIA

Repasa estas escrituras, y date cuenta de la gloria de tu posición en Cristo. Disfruta la plétora de tu vida en Dios, en todos los aspectos de su disfrute. “Bendice a Jehová… y no olvides ninguno de sus beneficios” (Sal.103:2).

A veces no la accedemos por enfocarnos en nuestra fragilidad humana, y por consiguiente no nos sentimos “con derecho” a ella… ¡como si dependiera de nosotros, como si nuestra salvación no nos hubiera sido dada gratuitamente!

“Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (II Pe.1:3,4).


Sinceramente, y con amor…

ARIEL ROMERO LÓPEZ

Pastor General - Ministerio Vino y Aceite Internacional


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Bibliografía usada para este estudio:

Diccionario Bíblico Strong

The Complete Biblical Library

Concordancia Exhaustiva Strong

Biblia King James Version

Biblia Traducción de Beck

Biblia Traducción de Moffat

Biblia Traducción de Concordant

BibliaTraducción  Fenton

Biblia Traducción de Murdock

Biblia ALBA

Biblia Traducción de Williams

Biblia Traducción de Wuest

Biblia One New Man Bible

Nuevo Testamento Traducción de Besson

Biblia Traducción Nacar-Colunga

Biblia Peshita

Biblia Latinoamérica

Biblia Traducción en Lenguaje Actual


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