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TRIUNFANTES - Por Pastor Ariel Romero

¿Cómo es una persona que puede considerarse triunfadora?

¿Cómo se ve una vida triunfante, partiendo desde el punto de vista espiritual?

San Pablo habla en 2 Corintios 2:14 acerca de una vida de triunfo, y dice: "Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento." Otras versiones bíblicas traducen: “Dios que hace que siempre triunfemos en Cristo” (RV2015), “en Cristo Jesús siempre nos hace salir triunfantes” (RVC), “en Cristo siempre nos lleva triunfantes” (CST).

¡Dios planificó para nosotros una vida de conquistas, dominios y victorias!

Una vida triunfante es aquella que va a manifestar un despliegue visible de la gloria y de la sabiduría de Dios delante de todos aquellos que la miren. Cuado estamos firmes en la fe, nos convertimos en un referente a imitar que emana esperanza e iluminación espiritual a todos alrededor, pues como dice este versículo, es “por medio de nosotros”, que Dios manifestará en todo “el aroma de su identidad”.


TRIUNFANDO EN TODO TIEMPO

Pero palabra clave en este versículo es el vocablo “siempre”. En él se encierra la promesa divina de que en cualquier tiempo, lugar o circunstancia nuestro Padre siempre estará dispuesto a darnos la victoria y el éxito en todo. Esa es Su naturaleza, y esa es Su promesa: “El preso agobiado será libertado pronto; no morirá en la mazmorra, ni le faltará su pan” (Is.51:14). Esta poderosa palabra sobrenatural es, de hecho, aplicable a todos los aspectos de nuestra vida.


TRIUNFADORES EN TODAS LAS COSAS

¿Cuáles son las cualidades calificativas de una vida que verdaderamente triunfa para bien?

¿En qué aspectos de la vida se podría llegar a manifestar el triunfo que Dios nos da?

¿Qué caracteriza a quienes son “más que vencedores” en Cristo?

¿Cuáles son las áreas que debo estar revisando para saber cómo va mi nivel de victoria personal?

Los más importantes, de entre los muchos aspectos que hay, están los siguientes:

  1. TRIUNFO SOBRE LOS DESEOS. Una vida triunfante es aquella que vence a las fuerzas internas mas obstinadas de la naturaleza humana que atacan al individuo, o sea, el pecado y la carne. La Biblia dice: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Rom.6:14). “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Ef.2:5). Santiago nos anima también diciendo: “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” (St.1:12).

  2. TRIUNFO SOBRE LA CULTURA. Una vida triunfante es aquella que vence la forma de pensar y de vivir que adoptan las personas que no toman en cuenta a Dios. La Biblia dice que Dios “nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (II Pe.1:4). También San Juan exclama: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (I Jn.2:15). Aún Santiago enfatiza diciendo: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (St.4:4).

  3. TRIUNFO SOBRE LOS PROBLEMAS. Una vida triunfante es aquella que sortea los problemas naturales que pueden sucedernos en la vida, viviendo muy por encima de ellos, y aún sacándoles provecho. San Pablo preguntaba diciendo: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom.8:35-39). “Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Fil.4:6,7). San Pedro a su vez explica, diciendo: “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (I Pe.1:6,7).

  4. TRIUNFO SOBRE EL DIABLO. Una vida triunfante es aquella que vence los ataques espirituales que vienen en su contra de parte de Satanás o de sus demonios, ya sea mediante condenación, desánimos, resentimientos, etc., y otras invectivas que paralizan y desgastan el alma. San Pablo enseña “que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (II Cor.2:11). “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Ef.6:12,13). A su vez, el apóstol Pedro completa esto con su famosa exhortación, que dice: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (I Pe.5:8). Por su parte, San Juan dice respecto del Acusador, que los creyentes “le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte” (Ap.12:11).

  5. TRIUNFO SOBRE EL ERROR. Una vida triunfante es aquella que vence sobre el engaño, las confusiones y las falsas ideas que pueden distraerle del plan de Dios, o sacarle de permanecer en Su perfecta voluntad. El Señor nos promete dirección clara en todo tiempo (si se la pedimos), diciéndonos por medio del profeta Isaías: “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda” (Is.30:21). “No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas” (Is.49:10). Además, el Maestro nos dejó dicho con cariño: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Jn.10:27). El apóstol Pablo, a su vez, nos advirtió diciendo: “Que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca” (II Tes.2:2).

  6. TRIUNFO SOBRE LA DUDA. Una vida triunfante es aquella que mantiene su fe en Dios sólida y sus convicciones cristianas fuertes aún en medio del engaño y de la falsedad que nos circundan, desechando los conceptos equivocados que contradicen las verdades absolutas de Dios. “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Rom.1:17). “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos” (II Cor.4:13). “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna” (I Jn.5:4,5,20).

  7. TRIUNFO SOBRE EL TEMOR. Una vida triunfante es aquella que se superpone a los miedos y amenazas mentales que le sobrecogen, y que sigue creyendo en las fieles promesas de Dios, aun por encima de lo que está viendo con sus ojos naturales. En este tenor, el salmista David confesó: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Sal.23:4). Jesús prometió: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Jn.14:27). San Pablo, a su vez, declaraba, diciendo: “Así que vivimos confiados siempre… porque por fe andamos, no por vista” (II Cor.5:6,7). ”Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (II Tim.1:7). También, respecto de esta gran confianza en el alma, el escritor de Hebreos nos recuerda que “por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible” (Heb.11:27). En esta dinámica relación de Padre a hijo que gozamos con Dios vivimos en descanso espiritual porque, como dice Juan, “en el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (I Jn.4:18).


DIOS: LA FUENTE DE NUESTRO TRIUNFO

¿De dónde viene nuestro triunfo?

¿Cuál es la fuente de la esperanza tan real que podemos experimentar en la vida? 

Definitivamente, de nuestro Padre Celestial y de su poder para conquistar. Por esto dijo el Rey David: “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion” (Sal.84:5-7). “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra” (Sal.121:1,2).

Él tiene toda la victoria para ti y para mi, y por ella es que vencemos: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (I Cor.10:13).

“Grandes triunfos da a su rey”, dice su Palabra, ¡y se refiere a ti y a mi!, porque a nosotros es que “nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Sal.18:50; Ap.5:10).


JESÚS: NUESTRO CONQUISTADOR TRIUNFANTE

Jesús es reconocido en las Escrituras como el vencedor líder por excelencia, pues conquistó el pecado y la muerte, así como también obtuvo la victoria sobre todos los poderes del mal. ¡Él es nuestro mayor ejemplo de un conquistador! Él fue quien le dijo a San Juan cuando le apareció resucitado en la Isla de Patmos: “Yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Ap.1:17,18).

Tal cual era su objetivo, en el proceso de su conquista rescató a la humanidad perdida. San Pablo dice que la “supereminente grandeza de su poder (del Padre), “operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero” (Ef.1:20,21). “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Col.2:13-15).


CONQUISTADORES GRACIAS A ÉL

Nunca olvidemos que, según la Palabra de Dios, los creyentes en Cristo participamos también de la victoria de Cristo operando vivamente en nuestras vidas. Por su gracia, ¡esa victoria es nuestra! Por esto es que Él nos dijo: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn.16:33). “En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo” (I Jn.4:17).

Por esta razón, podemos decir, juntamente con Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil.4:13).


FÓRMULA PARA TRIUNFAR

Como buenos ciudadanos del cielo, debemos conocer bien a fondo nuestra identidad y nuestros derechos legales, repasando la verdades contenidas en la Palabra de Dios y empapándonos de los hechos que ella revela acerca de nuestra portentosa posición espiritual. Solo así, “nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (II Cor.3:18).

Ya que, posicionalmente, hemos sido ya establecidos con la autoridad de hijos de Dios, la transformación de nuestra previa vida de derrota hacia una de total victoria solo se da a través de conformar nuestra mente a la mente de Dios. “No os conforméis a este siglo”, decía Pablo”, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Rom.12:2).

Los recursos necesarios ya nos han sido dados; entonces, se trata solo de echar mano de ellos.


LAS PROMESAS SON SEGURAS

Así que, como creyente, tú puedes triunfar en todo, porque las promesas de tu Dios para ti son seguras. “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Is.41:10). “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Is.43:2).

Tú vas a poder triunfar sobre todas las circunstancias de la vida, porque en la mente de Dios tú ya eres triunfante.


Autor:

ARIEL ROMERO LÓPEZ

Pastor General - Ministerio Vino y Aceite Internacional


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31 VERSÍCULOS ACERCA DE SER TRIUNFANTES

  • Leer por semana.


SEMANA 1: Triunfo en Cristo

Día 1: 1 Corintios 15:57

Día 2: 2 Corintios 2:14

Día 3: Romanos 8:37

Día 4: 1 Juan 5:4

Día 5: 2 Samuel 22:31

Día 6: Salmo 20:4

Día 7: Filipenses 4:13


SEMANA 2: La Victoria de la Fe

Día 8: Hebreos 11:1

Día 9: Hebreos 11:6

Día 10: 1 Juan 4:4

Día 11: 1 Corintios 16:13

Día 12: Éxodo 15:2

Día 13: Isaías 41:10

Día 14: 2 Timoteo 4:7-8


SEMANA 3: Triunfantes en la Adversidad

Día 15: Santiago 1:12

Día 16: Romanos 8:28

Día 17: 2 Corintios 4:8-9

Día 18: Romanos 12:21

Día 19: Job 23:10

Día 20: Salmo 34:19

Día 21: 1 Pedro 5:10


SEMANA 4: La Victoria en la Oración

Día 22: Mateo 21:22

Día 23: Filipenses 4:6-7

Día 24: Jeremías 29:12

Día 25: Lucas 11:9-10

Día 26: Salmo 37:4-5

Día 27: Juan 16:33

Día 28: 1 Tesalonicenses 5:16-18


SENANA 5: Triunfo Final en Cristo

Día 29: Apocalipsis 21:4

Día 30: 1 Corintios 2:9

Día 31: Romanos 8:38-39

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