top of page

REGALOS SIGNIFICATIVOS - Por Ariel Romero

¿Te gusta regalar regalos?

O… ¿te gusta más recibirlos?

Por otra parte, ¿has recibido alguna vez algún regalo que no te gustó, o que nunca usaste?

¿Algún vez se olvidaron de darte un regalo en la familia, o no recibiste lo esperado?

Y finalmente, ¿alguna vez has regalado sin recibir nada a cambio?


EL MEJOR REGALO DE LA HISTORIA

Dios es un Dios de regalos. Sus misericordias son “nuevas son cada mañana” y “su fidelidad es grande” (Lm.3:23). Pero cuando Dios decidió darnos su regalo más especial, Él nos dio a Él mismo. ¡Él se dio a sí mismo!, tal como dice en Mateo 1:23: “He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.”

Antes que darnos cosas, ¡Dios se da a sí mismo! Y por eso nos dio lo mejor de Él en la Persona de Jesús: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Jn.1:1-3,14).

Gracias a Él, el regalo más grande que jamás haya recibido la humanidad (y por tanto lo más grande que tú hayas podido recibir jamás), es la salvación eterna de nuestra alma, en una disfrutable relación dinámica y familiar con Dios a través de Jesucristo. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Ef.2:8).

La salvación es el regalo más valioso de Dios para todo aquel que lo acepta por la fe.

REGALOS SIGNIFICATIVOS

Muchísimas personas en épocas navideñas acostumbran darse regalos unos a otros, y aún algunos continuan durante el mes de enero. Así mismo, durante muchas otras celebraciones culturales alrededor del mundo se acostumbra continuar dando regalos en ocasiones especiales.

¡Eso está bien! Es bueno dar regalos, pero a veces…

  • Creemos que solo tienen que ser obsequios materiales.

  • Creemos que un regalo llena una vida de desapego y desatención.

¿Cuánto gastas en regalos cada año, especialmente en Navidad?

¿Qué es realmente lo que quieres decir con esos regalos?

¿Qué es lo que quieres transmitir?

Medítalo.


LOS REGALOS QUE MERECE EL SEÑOR

Darnos regalos unos a los otros es algo esperado dentro de las relaciones que mantenemos con los demás, y esto fortalece los lazos familiares y de amistad.

Sin embargo, en la primera Navidad los presentes fueron otorgados al Señor, no a la gente. Pero con todo y esto, en esta generación muy pocas personas piensan en ofrendar a Jesucristo los obsequios que merece su Majestad.

Según la Biblia, la primera Navidad se celebró así:

  • Millares de ángeles bajaron desde cielo para cantar alabanzas al recién nacido Hijo de Dios.

  • Muchos pastores de ganado acudieron a adorarle hasta dónde él estaba proclamando lo que se les había dicho.

  • Los Reyes Magos viajaron desde muy lejos para traerle presentes de reconocimiento dignos de un Rey (oro, incienso y mirra).

No tiene nada de malo, pues, darnos regalos los unos a los otros, pero sin olvidarnos del verdadero centro de toda la historia de la Navidad: Jesús el Mesías Prometido. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn.3:16).

Démosle a Él lo mejor que tenemos, “poniéndonos la piel” de los personajes de la historia de la Navidad, para adorarle a la manera que ellos lo hicieron, tomando su ejemplo:

  • COMO LOS ÁNGELES, alabemos su nombre cantando, adorando juntos, dándole gracias y brindándole reconocimiento de todo corazón. La Biblia dice: “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre” (Heb.13:25).

  • COMO LOS PASTORES, proclamemos a otros la verdad de su salvación, presentándole con gozo a quienes no le conocen, diciendo a todos que Jesús es el verdadero Hijo de Dios: San Juan dijo: “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios” (I Jn.1:3; 4:2).

  • COMO LOS REYES MAGOS, impulsemos voluntariamente su obra en la tierra por medio de aportaciones nacidas del amor, para que Su Palabra de vida y de esperanza corra y sea multiplicada: San Pablo dijo de los cristianos macedonios: “Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas. Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia” (II Cor.8:3,7). Jesús mismo aconsejó: “Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas” (Lc.16:9).


LOS MEJORES REGALOS PARA DAR

En realidad, las mejores cosas que podemos dar son tan valiosas que no podrían comprarse con dinero. En sí, los regalos más significativos son los que vienen de nuestra persona, dándonos a nosotros mismos hacia los demás.

¿Cómo podemos regalar lo mejor unos a otros, más allá de los obsequios físicos? He aquí algunos regalos de nuestro propio ser, que podemos dar todo el tiempo, y no solo en ciertas épocas del año:

  1. Ofrecer Nuestros Talentos. San Pablo enseñaba: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (I Pe.4:10). Debemos dar gracias a Dios por nuestra singularidad. Yo no tengo todos los dones. Tu tienes un don individual, hermano. Las habilidades nos fueron dados para beneficiar a los demás. No tenemos que ser perfectos para “prestarnos para ser de bendición”. Descubre tu capacidad y desarróllala, tanto dentro del círculo de la iglesia como también fuera de ella (por ejemplo, trabajando con niños, servicio voluntario, visitando los visitantes, realizando ministerio de ayuda, siendo voluntario en los equipos de trabajo durante las reuniones, etc. Si cada uno ejercemos nuestros dones, miraremos la gloria de Dios manifestada para bendecir a muchos.

  2. Ofrecer Nuestro Tiempo. El Señor se dio tiempo para atender a los necesitados que lo interceptaban por su camino, como sucedió con la Viuda de Naín: “Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre” (Lc.7:13-15). El Señor también se dio tiempo aún para atender con dignidad aún a los más pequeños. “Traían a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron. Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Lc.18:15-17). Todos tenemos la misma cantidad de tiempo; lo que tenemos es diferencia de prioridades, pero exactamente el mismo tiempo. Por eso, el mejor regalo es tiempo. A veces “estamos allí” en cuerpo, mientras que en realidad “no estamos allí” atentos al 100%. La importancia de poner atención, verdaderamente, se evidencia en nuestro trato con los hijos, pues solo cuando les damos tiempo genuinamente ellos “se abren de capa” y podemos platicar platicar temas profundos. No robes tu energía a tu familia. Papás, envuélvanse en el mundo de sus hijos. Es el mejor regalo. A veces hemos dado dinero, pero aún así no hemos dado el suficiente tiempo. En lo personal, jamás olvidaré todo el tiempo que mi hermano mayor pasó enseñándome cosas de la vida y dándome sus mejores consejos, mientras mi padre estuvo ausente. Allí se convirtió como un padre para mí. Pregúntate: ¿Con quien necesitas pasar más tiempo a partir de hoy?

  3. Ofrecer Nuestras Oraciones. Todos podemos dar el regalo de la oración, orando por otros, movidos por el amor. En cierta ocasión, el Señor libró a Pedro por medio de la intercesión. Le dijo: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Lc.22:31,32). El clamor por otros es tan importante que, según Pablo, “Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Rom.8:34). Cuando uno llega a cierta edad, tiene en su memoria una colección de recuerdos que son como álbumes de fotos adentro de la mente. Algunas cosas allí son “fotos feas” y traumáticas, y otras son placenteras. Piensa: ¿Cómo son tus fotos? ¿Qué te provocan? ¿Cómo crees que podrías sanarlas? ¿Cuál es la memoria que te bendice mas? Yo tengo una imagen bien fija acerca de mi madre orando cuatro horas diarias por sus hijos, ¡pero en verdadero clamor! Oro por mí y fui sano totalmente de mi daño cerebral y de mi enfermedad del corazón. También tengo el recuerdo cuando ella me contestaba todas mis preguntas acerca de la Biblia, dándome tiempo. Como algo muy especial tengo en mi memoria todo el tiempo que ella me dedicó. Aún recuerdo cuando decidió no trabajar en lo material para dedicarse “en tiempo completo” a educar a sus hijos, y heroicamente dejó de estudiar su escuela para atender un problema de salud que yo tenía. ¡Eso es algo especial para mí! Ahora bien, Jesús pide por nosotros y tiene todo el tiempo para nosotros. ¿Pregúntate por quien debo de orar? ¿Por quién debo estar clamando todo el tiempo?

  4. Ofrecer Nuestro Perdón. Es necesario aprender a “extender gracia”, tal como Dios lo ha hecho con nosotros. De Jesús se dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Jn.1:14). La realidad es que no toda la gente es buena, y no toda la gente es agradable. Precisamente por eso necesitamos “gracia de Dios para soportar y amar”. Perdonar a los demás nos libera a nosotros. ¿Cuánto te ha perdonado Dios? El resentimiento te daña a ti, no tanto al otro. Medita: ¿A quién debes perdonar hoy? ¿Serás tú mismo a quien debes de disculpar? Jesús en la cruz perdonó y pidió perdón por nosotros. Él se dio a sí mismo. Hermano: Perdona a tu padre y a tu madre, o nunca podrás disfrutar plenamente la herencia de tu familia. Perdona a tu iglesia y a tu pastor, para que pueda recibir plenamente lo que Dios te ofrece por medio de ella.


¡RECIBAMOS LOS REGALOS DE DIOS!

Hagamos de Dios nuestro amigo. Él tiene para todos nosotros los mejores regalos. Y en razón de haber recibido tanto, demos desde ahora los regalos más relevante, valiosos y notables, los más emblemáticos del interior de nuestra alma, y los que más representen el hermoso amor de Dios.

Al dar, estamos honrando al Mayor Dador: “Porque de tal manera AMÓ Dios al mundo, que HA DADO a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn.3:16).


Con amor

ARIEL ROMERO LÓPEZ

(C) 2023


———


31 TEXTOS DE REGALOS SIGNIFICATIVOS

Is.9:6

Is.7:14

Mq.5:2

Mt.1:18

Mt.1:20

Mt:1:23

Mt.2:1

Lc.1:35

Lc.2:8

Lc.2:14

Lc.16:9

Lc.18:15-17

Lc.22:31,32

Jn.1:1-3

Jn.1:9

Jn.1:14

Jn.3:16

Rom.1:3

Rom.8:3

Rom.8:34

II Cor.8:3,7

Gal.4:4

Ef.2:8

Fil.2:6,7

Col.1:15

Heb.1:2,3

Heb.2:14

Heb.13:25

I Pe.4:10

I Jn.1:1,2

I Jn.4:2

Comments


bottom of page