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¿QUE ES EL EVANGELIO?

Una cosa inherente al cristianismo es ineludiblemente el mensaje del Evangelio. Es por esto de suma importancia que entendamos su definición y su significado. ¿Qué es el evangelio?

Aunque el evangelio es un solo mensaje, quedó explicado en una serie de eventos históricos que ocurrieron alrededor de la persona de Jesús de Nazareth, en Palestina, cuando Tiberio era quien regía en el Imperio Romano. Estos hechos quedaron registrados en los Cuatro Evangelios. San Pedro dijo: “Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo: este es Señor de todos. Vosotros sabéis los que se divulgó: Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazareth, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hch.10:36-38).

A través de la persona de Jesucristo, quien es el cumplimiento de las expectativas divinas, todo hombre puede acercase a Dios, apelando a la justicia de Cristo (es decir, su perfecto proceder y su plena satisfacción del los requerimientos divinos). Quienes crean en él, y le confiesen como Salvador y Señor, serán beneficiarios de la salvación eterna ante Dios. Creyendo que en verdad él pagó el precio requerido por Dios como castigo por sus pecados, tales individuos serán justificados ante Dios, es decir, presentados como justos y ya no como pecadores ante el Padre. Decía San Pablo: “Esta es la palabra de fe que predicamos: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Rom.10:8-10).


AFIRMACIONES INHERENTES AL EVANGELIO RESPECTO DE LA PERSONA DE JESÚS

Hay varias cosas que los evangelios afirman acerca de Jesús que son esenciales a la fe cristiana. Estas son audaces aseveraciones que ponen a Jesús como una persona excepcional y única, y por lo tanto capaz de salvar al hombre. Casi invariablemente todos los cristianos de cualquier persuasión aceptan estas protestas como verdaderas.

  1. Jesús existía antes de ser encarnado cuando nació como un ser humano.

  2. Jesús era y es verdadero Dios y a la vez perfectamente humano.

  3. Jesús nació de una virgen por obra del Espíritu Santo.

  4. Jesús vivió una vida perfecta y exenta de pecado.

  5. Jesús obró multitud de milagros y sanidades por el poder de Dios.

  6. Jesús murió tomando el lugar de castigo que merecían los pecadores.

  7. Jesús resucitó de entre los muertos y ascendió al Cielo.

  8. Jesús es el único Salvador de los hombres y no hay otro por quien el hombre sea salvo.

  9. Jesús es el verdadero Hijo de Dios.

  10. Jesús es el verdadero Mesías prometido por Dios al pueblo judío.

Todos estos aspectos se hallan afirmados en los Evangelios, y quedan ampliamente demostrados por el resto de la Biblia. Todos son trascendentales para la salvación del hombre.

Por demás está decir que el cristianismo requiere fe para seguirse, pues tales aserciones evangélicas no son lógicas a la mente humana ni comprobables por medios científicos. Sin embargo, los cristianos de todos los tiempos no han tenido inconveniente en aceptarlas, y el haberlo hecho les ha traído como resultado la experiencia prometida por el mismo Cristo, esto es, la paz interior al saberse perdonados de todos sus pecados, y la seguridad de su destino eterno junto a Dios. “El Espíritu Santo mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Rom.8:16).


RESUMEN DEL EVANGELIO

En síntesis, básicamente el mensaje del Evangelio es uno de reconciliación, de perdón gratuito y de promesa de vida eterna.

  1. Es un Mensaje de Reconciliación. El Evangelio propone una nueva relación con Dios, que pasa de la sumisión al amor. Mediante esta nueva relación, Dios ya no ve a los creyentes solo como criaturas, sino como sus hijos. Por medio del sacrificio de Cristo, el hombre ahora puede tener plena comunión con Dios, como San Pablo lo dijo, “justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Rom.5:1,11; 8:1).

  2. Es un Mensaje de Perdón Gratuito. El Evangelio es un mensaje de total absolución de la culpa una vez adquirida por las malas acciones. Pero cabe mencionar que algo nuevo en Jesús es que esta misericordia es otorgada por pura gracia, ya no por guardar los mandamientos rituales de la Ley, según se hacía en el Antiguo Testamento; la salvación es obtenida, entonces, solo por los méritos de Jesús en su muerte, y regalada al creyente, como lo dijo San Pedro: “De este (Jesús) dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre” (Hch.10:43).

  3. Es un Mensaje de Promesa de Vida Eterna. En el Evangelio a los creyentes se les garantiza la liberación de los tormentos del Infierno, y una eternidad disfrutada en la presencia de Dios, como los dijo San Juan: “Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna” (I Jn.2:25).

El mensaje central del Evangelio es la predicación del perdón de pecados como el resultado del sacrificio sustitutivo de otro hecho por amor.


LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO

El término “evangelio” resume las enseñanzas de Jesús, pero también la proclamación (por parte de sus seguidores) de sus hechos salvíficos. San Pedro dijo: “Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él (Cristo) es el que Dios ha puesto como Juez de vivos y muertos” (Hch.10:42). El mensaje qué predicaban los primeros predicadores del evangelio se puede abreviar en tres puntos principales:

  1. Cristo, el Hijo de Dios. El primer punto del Evangelio era que Jesús era verdaderamente el Hijo de Dios venido en carne. El Nuevo Testamento proclama que Jesús tiene la naturaleza humana y la divina en sí mismo. San Juan dijo: "Y nosotros hemos visto y testificamos, que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiesa que Jesús es el hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios" (I Jn.4:14-16).

  2. Cristo Crucificado. El segundo punto en la predicación del Evangelio era que Jesús había muerto en nuestro lugar, tomando en la cruz el castigo de Dios por nuestros terribles pecados, y que, por tanto, es el Salvador de todos los hombres. Tal como lo había dicho el profeta Isaías con anterioridad, Jesús "derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores" (Is.53:12). San Pablo señaló: “Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los llamados, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios” (I Cor.1:23,24).

  3. Cristo Resucitado. El tercer énfasis en la proclamación del Evangelio era que Jesús había resucitado de entre los muertos al tercer día, como prueba contundente de que él fue y es quien dijo y dice ser; por lo tanto, tiene ahora toda autoridad en los cielos y en la tierra, así como la potestad de perdonar pecados y de salvar el alma eternamente. San Pablo escribió: “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Mas ahora, Cristo ha resucitado de los muertos, primicias de los que durmieron es hecho” (I Cor.15:14,20).

Y con el fin de que fuera mejor captado y recordado su mensaje, el apóstol Pablo presenta una sinopsis del evangelio en su primera epístola a los corintios, cuando dice: “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (I Cor.15:1-4).


LA IMPORTANCIA DEL EVANGELIO PARA LA SALVACIÓN

El poder y valor del mensaje evangélico estriba en que es el único anuncio por medio del cual el hombre puede ser salvo de la perdición eterna. Esto lo declaraba San Pablo, cuando decía “no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Rom.1:16). Luego les declara a los cristianos de Corinto: “La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (I Cor.1:18). San Pedro también se refirió al evangelio como “palabras por medio de las cuales serás salvo tú, y toda tu casa” (Hch.11:14). De hecho, la Biblia entera no deja lugar a otra posibilidad de salvación para el alma fuera de la aceptación de los hechos y mensaje contenido en el Evangelio de Cristo, pues establece que “el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, (y entonces) agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación (del evangelio)” (I Cor.1:21).

El Evangelio tiene esta calidad dado que no es un invento o intento humano, sino el camino fijado por Dios mismo, como lo explicó San Pablo: “Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre” (Gal.1:11). Lógico es, entonces, que para que sea efectivo en su propósito de salvar al pecador, el evangelio debe ser entendido y atendido así por los hombres, como el medio divinamente ordenado para reconciliar consigo al ser humano. Señaló Pablo: “Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (I Tes.2:13). Se requiere que la persona que ha de ser salva crea en el Evangelio, es decir, acepte el contenido de su mensaje, y recurra con fe a refugiarse en la obra de Cristo como el medio de su salvación personal. “En él (Cristo) también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Ef.1:13).

Concluimos, pues, que la aceptación del Evangelio de Cristo es determinante para la salvación, pues este constituye el criterio por el que se decide el destino final de los hombres para toda la eternidad. Todos han de ser juzgados por su actitud y respuesta hacia él. “Dios juzgará por medio de Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio”, expresaba Pablo (Rom.2:16), reconociendo lo que Jesús mismo dijo: “El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero” (Jn.12:48). Dada esta trascendencia del Mensaje, Jesús mandó a sus discípulos: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mr.16:15.16).


PENSAMIENTO ANONIMO:

“A diferencia de todas las demás religiones, el cristianismo no en verdad una religión, sino una revelación. La religión es el intento del hombre por llegar a Dios, mientras que el mensaje del cristianismo es el la actividad de Dios para llegar hasta el hombre”.



(c) 2012 Ariel Romero López

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