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LA IGLESIA LOCAL QUE OCUPAMOS HOY

¿Cómo son las iglesias locales que ocupamos? ¿Qué cualidades enfáticas necesitamos en estos días caracterizando las congregaciones cristianas que han de cumplir a plenitud los planes de Dios? Entre muchas cosas, es importante que llenen estas tres expectativas clave, ilustradas en tres casos bíblicos.


2. UNA CASA QUE SE SE EXPANDE Y SE PREPARA PARA TENER MAS HIJOS

La Biblia dice: “Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas” (Is.54:2,3).

Tal como para expandir un edificio físico, cuando una casa espiritual desea tener más hijos, debe prepararse ensanchándose; y si ha de crecer, debe hacer cambios estructurales, según lo vemos en este pasaje; en el siguiente orden debe comenzar a cambiar su estructura en cinco campos:

(a) - La estructura espiritual (por ejemplo, mayor visión, palabra más profunda y más simplemente explicada, mayores niveles de fe y pasión, crear momentum, etc.).

(b) - La estructura mental (por ejemplo, una nueva filosofía de trabajo, un leguaje adecuado al crecimiento, reuniones más inteligentes, programas mas estratégicos, mejor aprovechamiento tanto del tiempo y de los recursos, como de la energía de la gente, etc.).

(c) - La estructura pastoral (por ejemplo, más pastores, más visitadores y discipuladores, más grupos pequeños, maestros y líderes más calificados, etc.).

(d) - La estructura organizacional (por ejemplo, un organigrama más eficiente, más empoderamiento y delegación de responsabilidades, departamentos y ministerios más especializados, más reuniones múltiples, mejor inventario y aprovechamiento de los talentos de la gente, mayor generación de ingresos y administración inteligente de ellos, etc.).

(e) - La estructura física (por ejemplo, edificios más y más espaciosos, mejores equipos de audio, video e iluminación, más salones y oficinas, más espacios de estacionamiento, mejores y mas amplios servicios, tales como los sanitarios, recibidores, pasillos y áreas de descanso y recreo).

Al ir cambiando y ajustando nuestra estructura, vamos a estar mejor preparados para recibir vivir la multiplicación. Como ha dicho John Maxwell: "La estructura determina el tamaño de una organización". La respuesta a muchas cosas está en ampliar nuestra estructura, según lo reconocen los expertos en liderazgo.

Los propios apóstoles originales vieron la necesidad de reorganizarse conforme se dio el crecimiento numérico de la iglesia, como se mira en Hechos 6:1-4, que dice: "En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra".


2. UN ESTANQUE QUE AGITA SUS AGUAS PARA BIEN DE LOS DOLIDOS

“Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese” (Jn.5:4).

En este pasaje, el ángel representa al pastor de una iglesia, quien solo tiene el trabajo de convocar a la gente mediante la agitación de las aguas, y quien, aunque está al limitado en cuanto al número de personas que puede tocar, su atracción propicia que cualquier persona tenga un encuentro con el Jesús ilimitado, quien sana por la fe, como lo hizo con el paralítico.


3. UN EQUIPO DE SANIDAD QUE FUNCIONA EN ORDEN ESPIRITUAL

“El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio” (II Rey.5:14).

En este pasaje, Naamán representa a las personas cuando llegan al punto de reconocer a Dios frente a un problema que rebasa su capacidad de solución, un “gigante más grande que ellos” para vencer; además, nos muestra cómo podemos ayudarlos a recibir su milagro mediante la humildad, consiguiendo así además su conversión espiritual.

Estamos esperando a multitudes de personas dolidas que necesitarán recibir su milagro.

“Y siguió Giezi a Naamán; y cuando vio Naamán que venía corriendo tras él, se bajó del carro para recibirle, y dijo: ¿Va todo bien?” (II Rey.5:21).

Giezi no fue un hombre leal a su pastor Eliseo, y por tanto dejó de recibir la “cuarta porción” de Elías, que le correspondía por herencia espiritual.

También este pasaje nos muestra cómo es importante que todos los que servimos en una casa espiritual debemos hacerlo en plena sujeción a nuestra líderes espirituales, siendo fieles y transparentes con ellos. Esto no fue lo que hizo Giezi, quien abandonó su integridad moral al urdir un plan ministerial propio conforme a sus propios, deseos.

He aquí varios versículos que nos hablan de la lealtad que se espera de nosotros:

  • “Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá” (Sal.101:6).

  • “Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres. Habla mentira cada uno con su prójimo; Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón” (Sal.12:1,2).

  • “Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?” (Pr.20:6).

  • “Y no sean como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no dispuso su corazón, ni fue fiel para con Dios su espíritu” (Sal.78:8).

  • “Necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia” (Rom.1:31).

  • “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (II Tim.2:2).

  • “Todo lo que a mí se refiere, os lo hará saber Tíquico, amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor, el cual he enviado a vosotros para esto mismo, para que conozca lo que a vosotros se refiere, y conforte vuestros corazones, con Onésimo, amado y fiel hermano, que es uno de vosotros. Todo lo que acá pasa, os lo harán saber” (Col.4:9).

Si un ministerio ha de crecer, ha de hacerlo por medio de hombres leales. Un proyecto De Dios no podrá sostenerse por mucho tiempo en manos de personas que carecen de sentido de honra y de lealtad.


CONCLUSIÓN

Hagamos de nuestras iglesias casas de poder, sitios seguros y saludables, propicios para el crecimiento exponencial que Dios quiere darles.


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ARIEL ROMERO LÓPEZ

(C) 2022


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