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LA DIVISIÓN DE UNA IGLESIA

-¡Me han dividido la iglesia!- Es el doloroso clamor de muchos consiervos pastores y compañeros en el ministerio, que me han expresado cuando un grupo de personas se van de su congregación, habiendo sido parte integral de la misma.

¿Qué les puedo decir? La mayoría de las veces no tengo suficiente palabras, honestamente, pero estoy seguro que los siguientes puntos pueden hacer más tolerable esta triste experiencia, brindándole sentido a la luz de la Palabra de Dios.


¿DIVISIÓN, “DIMISIÓN” O RAMIFICACIÓN?

La división no es de Dios, a menos que un grupo se retire de un lugar por falsas doctrinas o la tolerancia abierta a faltas morales (Is.55:1; II Cor.6:17). En contextos como éstos sí sería válido que las personas “escapen por su vida… no sea que perezcan” (Gen.19:17), pero este no es el caso que nos atañe ahora.

Por otra parte, sí que existe la sana ramificación de una iglesia, que se da cuando nuevos líderes son reconocidos por el liderazgo oficial para salir a abrir una nueva congregación, expandiendo el Reino. Esto provoca un grande gozo y orgullo, porque se está dando la multiplicación deseada por nuestro Señor, quien dijo: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Jn.15:8).

Esto va de acuerdo con la alineación que todos debemos tener con el supremo mandato de la Gran Comisión de Cristo, que dice: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt.28:19).

Cuando esto se produce en un ambiente controlado y de común acuerdo, es bueno y agradable delante de Dios. ¡Y además hay formas de aprender a realizarlo bajo orden espiritual y la supervisión de pastores padres que dan a luz hijos espirituales!

Por otra parte, debe evitarse y reprobarse toda otra forma de división en el Cuerpo de Cristo, porque daña la obra del evangelio, lastima a las almas y acarrea tropiezo en la comunidad, causando dolor al corazón de Dios, como lo demuestran los siguientes textos:

  • “Echa fuera al escarnecedor, y saldrá la contienda, y cesará el pleito y la afrenta” (Pr.22:10).

  • “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mt.7:15).

  • “Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mt.15:14).

  • “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos” (Hch.20:29,30).

  • “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos” (Rom.16:17).

  • “Porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?” (I Cor.3:3).

  • “Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (I Cor.3:17).

  • “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (I Cor.1:10).

  • “Y manifiestas son las obras de la carne, que son… enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías” (Gal.5:19,20).

  • “Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio” (Tit.3:10,11).

  • “En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu” (Jd.1:18,19).


LAS PALABRAS MÁS ALENTADORAS

Estos son algunos de los versículos bíblicos que a mí me han ayudado cuando he experimentado una división en alguna de las iglesias que he pastoreado a lo largo de mi ministerio:

  1. No estás solo. “No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte” (Jer.1:8). “Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación” (Sal.91:15,16).

  2. Yo lloro junto contigo“Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran” (Rom.12:15). “De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan” (I Cor.12:26).

  3. Yo lo he vivido: “El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación” (II Cor.1:4,17). 

  4. A Dios también lo ha dejado su pueblo muchas veces: “Por cuanto me han dejado, y han adorado a Astoret diosa de los sidonios, a Quemos dios de Moab, y a Moloc dios de los hijos de Amón; y no han andado en mis caminos para hacer lo recto delante de mis ojos, y mis estatutos y mis decretos, como hizo David su padre” (I Rey.11:33).

  5. Dale gracias a Dios por el tiempo que te permitió disfrutarlos y sembrar gozoso tanto amor en ellos: “Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados” (I Cor.4:10). “Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos” (II Cor.12:15).

  6. Dios te hará justicia por cada injusticia que has recibido: “Defiende mi causa, y redímeme; vivifícame con tu palabra” (Sal.119:154). “He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado” (Ap.3:9).

  7. Perdona ampliamente, para que seas totalmente restaurado: “Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job” (Jb.42:10). “Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis” (Rom.12:14).

  8. No solo se llevaron a las personas; en parte, ellas también quisieron irse. “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Jn.6:66-69).

  9. Los frutos que ellos rindan para Dios en otro lugar, te lo deben a ti: “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio” (I Cor.4:15). “Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor” (I Cor.9:2).

  10. Suelta a las ovejas, porque son de Dios, y no nuestras: “Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado” (Sal.100:3). “Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos” (Heb.10:24).

  11. Dios sí sabrá pagarte por tu buena obra: “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún” (Heb.6:10).

  12. De una u otra forma, has engrandecido el Reino de Dios: “Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio. ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún” (Fil.1:15-18).

Sigue pidiendo por el bienestar de tus hijos pródigos. Recuerda que tus oraciones no tienen límite para bendecirles en dondequiera que estén, y nadie te puede robar el gozo de seguir clamando por ellos.


LOS CONSEJOS MÁS ÚTILES

Adicionalmente, las siguientes reflexiones pueden ayudarte a reencontrar el enfoque correcto con el que debemos interpretar la situación:

  1. RECONOCE el valor de los amigos que sí entiendan. No la pases solo. “Procura venir pronto a verme, porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia. Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio” (II Tim.4:9-11). “Aristarco, mi compañero de prisiones, os saluda, y Marcos el sobrino de Bernabé, acerca del cual habéis recibido mandamientos; si fuere a vosotros, recibidle; y Jesús, llamado Justo; que son los únicos de la circuncisión que me ayudan en el reino de Dios, y han sido para mí un consuelo” (Col. 4:10,11).

  2. RECONOCE que algunos salen porque su corazón cambió, y ya no estaba contigo: “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (I Jn.2:19).

  3. RECONOCE que a veces Dios saca a tiempo personas que en el futuro representarán un gran desgaste ministerial: “Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero” (Mt.13:30).

  4. RECONOCE que las ovejas son del Señor, y no nuestras: “He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá” (Ez.18:4). “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Jn.10:27,28).

  5. RECONOCE que tu corazón puede amargarse: “Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza. Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada” (Jer. 20:9-11). “Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mt.24:12). “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (Heb.12:15). “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (Ap.2:4).

  6. RECONOCE que es un grande mérito cuando un ministerio da a luz otros ministerios: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (II Tim.2:12).

  7. RECONOCE que de cuando en cuando Dios limpia a su iglesia, y reacomoda a las personas: “Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados” (I Cor.11:19).

  8. RECONOCE que todavía hay mucho trabajo qué hacer para ti: “Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta.” (I Rey.19:7). “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (I Cor.15:58). 

  9. RECONOCE que debes aprender a ser mas cuidadoso a quién le entregas liderazgo: “Aprende a tener mas cuidado la próxima vez: “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí” (Is.1:2). “No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro. Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, mas a otros se les descubren después. Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras; y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas” (I Tim.5:25).

  10. RECONOCE que Dios es quien pelea tus batallas: “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová” (Is.54:17).


LA ACTITUD MÁS CONSAGRADA

Deseo de todo corazón que podamos superar toda división que se haya dado en nuestras iglesias.

Medita: Si la persona que te hizo el mal es un infiel a Dios, entrégaselo a Él. Si es un fiel a Dios y a su camino, aunque errado, confía en que Él se encargará de enseñarle el camino. “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino” (Sal.37:23).

Ten cuidado de no condenar o emitir un juicio final sobre las personas que te han dañado. “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido” (Mt.7:2).

Creámoslo o no, Dios aún puede tener misericordia de ellos y tratar con ellos, conforme ellos den lugar a Dios en sus vidas:

“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”

(Mt.5:38-48).

Tú no puedes saber el final. ¿Podría ser posible que quien se quedó contigo sea quien mas te haga sufrir en el futuro, o bien, quien se ha ido sea quien regrese a ayudarte y honrarte más?… como aquel leproso, quien “viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?” (Lc.17:18).

Tu papel es bendecir, y orar a Dios para que te conceda oportunidades de servirles más, y así demostrarles nuevamente de qué estás hecho, “en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra” (II Cor.6:7), “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (II Cor.10:4).

“Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno” (Ecl.11:5,6).


EL TRIUNFO MÁS EXCELENTE

La victoria más rotunda no es la que ganamos contra las personas que nos han causado dolor, sino la que ganamos contra nuestra propia carne, contra el yo, contra el ego. ¡Esto glorifica grandemente a Dios, porque nos identifica con Cristo, “quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente” (I Pe.2:23).

Así que, “no paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Rom.12:17-21).

¡Ánimo, consiervo amado! Tú puedes superar una división, ¡y mucho mas!, en el Nombre Poderoso de Jesús. “Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zac.4:6).


Con firmeza y autoridad,

ARIEL ROMERO LÓPEZ

Pastor General - Ministerio Vino y Aceite Internacional


1 Comment


quinterocastroalmayudit
Jun 07

Amen pastor, me a propio de esta palabra bendiciones

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