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HONRANDO A LOS QUE MUEREN

A nadie nos gusta de momento pensar en el día en que vamos a morir. A menudo evadimos el tema, ya sea cuando se trata de nuestra persona o de alguno de nuestros seres queridos. En algunas familias, no tenemos la cultura de hacer un testamento para dejar nuestros bienes en orden y evitar conflictos posteriores en nuestra familia. Igualmente, evitamos "a toda costa" la visita de un agente de ventas funerario que nos ofrece algún paquete de servicios relacionados con nuestro velorio y entierro.



¿Cómo dejar de temer a la muerte, y vivir una vida de confianza? ¿Cómo manejar el tema de la muerte con quienes están sufriendo una pérdida? Y más importante, ¿cómo prepararnos para nuestra hora de morir? Además de esto, ¿cómo podría la esperanza eterna ayudarme a encontrarle un mejor propósito a mi vida?


LA REALIDAD DE LA MUERTE PARA TODA VIDA

La verdad es que por más que evadamos el tema, la muerte es una realidad de todos modos, y una de las cosas más seguras que nos sucederán en la vida. “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Heb.9:27). Así que nos hace mejor escudriñar el tema.

Una sana reflexión acerca de la muerte no representa ninguna contradicción con las convicciones cristianas respecto al tema de la vida de fe o de la victoria del cristiano. Antes bien, es un valioso descubrimiento sobre la victoria de Jesús que nos permite vivir con plena esperanza.

A menudo, de tanto evadir el tema de la muerte, hemos dejado de apreciar verdaderamente la vida y de experimentar el poder para vivir que Dios nos da, así como de apropiarnos de las verdades bíblicas sobre la resurrección gracias al poder salvador de nuestro Señor Jesucristo, que tanta paz nos brindan.

Jesús tocó abiertamente el tema de su muerte con sus discípulos, quienes al igual que muchos de nosotros se resistieron a la idea de qué él los dejaría pronto. "Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera" (Mt.17:23).

Con el fin de qué no tengamos temor acerca de nuestro momento de partida, el Evangelio nos muestra el camino de salvación y de seguridad eterna, pero además nos muestra el propósito de nuestros días de vida sobre la tierra, en base a esa gloriosa continuidad de nuestra existencia ante la presencia de Dios para siempre después de morir.

San Pablo dijo: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros” (Fil.1:21-26).


LA BIBLIA COMO FUENTE DE LA VERDAD

Para millones de personas que aún viven en ignorancia espiritual, celebrar a sus amados fallecidos y recordar a los que se han ido es una costumbre plagada de ideas erróneas y de equivocaciones espirituales, así como de engaños ficticios, tradiciones paganas y prácticas religiosas idolátricas.

La Palabra de Dios, que es la verdad absoluta revelada, nos vino diciendo desde el principio que el Señor dio sus Leyes a Israel: “No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios. Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis” (Dt.18:10-15). ¡Y ese "profeta" es eminentemente Cristo!, quien dijo en Juan 14:6: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí".

Así, pues, a través de la religión y de la filosofía el hombre ha tratado de explicarse la verdad acerca de la muerte. Sin embargo sólo el Evangelio de Cristo imparte luz a nuestras vidas acerca de esta y todas las realidades espirituales que experimentamos como seres humanos. “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Jn.17:17).

HONRA BIEN MERECIDA

Es bueno honrar a quienes se han ido. En realidad, incluso cuando estamos mencionando a cualquiera de los héroes de la Biblia, estamos enalteciendo la vida de personas ya fallecidas que llegaron al final de su carrera en victoria.

¿Cómo honrar correctamente a nuestros amados que se han ido antes que nosotros? ¿Cómo distinguir dignamente a nuestros propios "héroes de la fe"? No necesitamos ninguna de las prácticas seculares y mundanas para prestigiarlos. Realzando su ejemplo y sus buenos valores, así como viviendo bajo los buenos principios que ellos nos enseñaron, estaremos haciéndoles el mejor “monumento a su memoria”.

“Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo” (St.5:10,11).

“¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros” (Heb.11:32-40).


SOMOS DE LA VIDA

Miremos lo que dice la Palabra de Dios y gocémonos en ello: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Jn.5:24). “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte” (I Jn.3:14).


MANEJANDO LA CELEBRACIÓN DE LOS CAÍDOS

¿Cuál podría ser una manera cristiana de honrar a los que se han ido? ¿Sería posible utilizar la sensibilidad de la gente hacia el tema de sus antepasados para predicarles a Cristo? ¿Podríamos aprovechar sabiamente el tema secular de la muerte para compartir el Evangelio?

Hay muchos métodos que podemos utilizar para compartir el Mensaje de Jesús. San Pablo decía: “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” (I Cor.9:22), y “como soy astuto, os prendí por engaño” (II Cor.12:16). Así que, sin caer en las tradiciones paganas ni en las prácticas idolátricas, estas son alguna de las cosas que podríamos considerar hacer:

  1. Podemos aprovechar para aclarar lo que dice la Biblia acerca del destino de los muertos.

  2. Podemos hacer un llamado a salvación y una invitación para recibir a Cristo como único y suficiente Salvador.

  3. Debemos instigar a nuestros seres amados acerca de un compromiso “de por vida” para seguir a Jesús.

  4. Debemos recordar y honrar a quienes se han ido siendo ejemplos de gran de fidelidad cristiana.

  5. Podemos ser creativos y utilizar las fechas en que nuestros pueblos son sensibles al tema de la muerte para poner de ejemplo a fieles cristianos que nunca se apartaron.

  6. Podemos compartir o predicar por diversos medias temas como: “¿Qué Hay Después de la Muerte?”, “¿Estás Preparado para Morir?”, “La Brevedad de la Vida”, “Los que Permanecen Hasta el Fin”, “Honrando el Ejemplo de los que se Han Ido”, “Siendo Fieles hasta la Muerte”, “Jesús: La Resurrección y la Vida”, etc.

  7. Podemos dar alternativas cristianas a nuestros niños para que hagan actividades bíblicas con respecto al tema de la vida que hay en Cristo, de su muerte y resurrección, etc., para que aprendan las verdades que contrarrestan la mentira, por medio de actividades entretenidas.

  8. Si notamos que en ciertas fechas festivas existe temor en las personas, veámoslo como un oportunidad para compartir la fe y la confianza que hay en Cristo, aún en tiempo de inseguridad. Para nosotros todos los días son de Dios, y son de victoria. “Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él” (Sal.118:24).


PREGUNTAS DE REFLEXIÓN:

  1. ¿A quién tienes listo para quedarse en tu lugar si llegas a morir?

  2. ¿Cuáles personas que ya no están fueron de inspiración para ti en algún aspecto de la vida, especialmente el camino de Dios?


Por Ariel Romero López

Pastor General - Ministerio Vino y Aceite Internacional

(2022)

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