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CRITERIO SOBRE EL DIEZMO

Dada la necesidad de enseñar acerca del importante tema del diezmo, y de la constante confusión teológica que se ha generado gracias a la oferta de las redes sociales y su plaga de predicadores “ni formados ni informados” que crean una fatal revoltura de ideas en la mente de los creyentes, es necesario considerar la base más sólida y más saludable acerca del mismo. En este tiempo muchos están tratando de construir un criterio, pero no según el plan de Dios, “bajo tutores y curadores”, bajo los pastores que nos cuidan y no conocen en persona, bajo “apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros” que nos Dios nos ha dado “para la edificación del Cuerpo de Cristo”, sino en base a diversos conceptos emanados del mas incontrolable fluir de ideas, a menudo contrarias y conflictivas, tan carentes y pobres del respeto a las mas mínimas reglas de interpretación bíblica correcta (Gal.4:2; Ef.4:11,12).

Para crecer espiritualmente es necesario ir por una linea definida, no dos o mas, porque así es como Dios te bendice.


UN TEMA 100% BIBLICO

El diezmo es un principio bíblico. Está en la Biblia.

Nosotros creemos en aplicar los principios bíblicos que están en la Biblia. El diezmo está en la Biblia.

Nosotros creemos que todo lo que esta en la Biblia es la Palabra de Dios, desde Génesis hasta Apocalipsis.

Comenzando desde el principio, la Ley de Moisés comprendía tres partes:

  • Leyes Ceremoniales (del ritual, o de la religión judía).

  • Leyes Civiles (gubernamentales, o de gobierno).

  • Leyes Morales (ó espirituales).

El diezmo era ceremonial, así como las ofrendas, pero también era moral, y asi se halla en la lista de bendiciones y maldiciones de Deuteronomio.

Pero el principio espiritual de la honra material a Dios también se halla mencionado aun fuera de la Ley, por ejemplo en Proverbios, al hablar de la primicias: "Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto" (Pr.3:9,10). La primicias, aunque fueron una Ley, también permanecen como un principio de adoración.

Así, por tanto, nosotros ya no seguimos el Diezmo como una ley ceremonial, pero sí como una ley moral, interna y espiritual, una convicción, que va aún más allá que una ley exterior... que va mas allá de un mandamiento temporal, y es un principio que trasciende el tiempo.

El diezmo, pues, quedó atrás como Ley Judía ceremonial; es cierto; y además nosotros no somos de la Ley; es cierto. Pero el diezmo para nosotros es un principio de adoración.

El diezmo es una obligación de amor, como la de un esposo hacia la esposa, como la de un padre responsable hacia sus hijos, como la de un hombre hacia su hogar.

El diezmo “como Ley” sí pertenece a la Ley, pero como principio no permanece a la Ley, pues fue practicado antes de la Ley (Gen.14:20), y se usó después de la Ley (Mt.23:23). Como un principio de agradecimiento a Dios no pertenece a la Ley de Moisés; por esto existió mucho antes que la Ley, y sigue produciendo frutos al practicarse hasta el día de hoy.

Aunque con Moises se ordenó en estatutos y ordenanzas para darle forma sistemático en la adoración de Israel, el diezmo es un principio religioso existente fuera de la Ley Mosaica.


ASUNTO DEL NUEVO TESTAMENTO

Para los que dicen que el diezmo no es vigente (solo porque se menciona al judío se le exigió en la Ley), debemos recordar que el diezmo tampoco fue nunca fue refutado en el Nuevo Testamento, a la manera como claramente lo fueron los otros pilares del judaísmo, tales como:

  • El sábado (que refutó Jesús).

  • Las dietas de comer (que refutó Pedro).

  • La circuncisión (que refutó Pablo).

Antes, mas bien, el diezmo es tratado en el Nuevo Testamento como algo normal que no debía de quitarse.

Al decir Jesús “cuando des limosna”, o “si traes tu ofrenda al altar” está asumiendo que todos debían dar, y que era algo que debía seguirse haciendo. No dice “si das”, sino “cuando des”, sino “cuando des” (Mt.6:2,3).

Jesus nunca predicó a los judíos de su tiempo que dejaran de dar ofrendas, diezmos o sacrificios, ni ninguna de las Siete Ofrendas del Calendario Judío, etc. El dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mt.5:17) ¡Estas ofrendas eran parte de la adoración de Dios! Mas bien Jesús exigió que se administraran bien por medio de personas justas.

El diezmo siguió siempre en el Nuevo Testamento como un principio, porque Jesús dijo al referirse a él: “Diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” (Mt.23:23).

También dice en Hebreos (Nuevo Testamento) que Jesús aún recibe el diezmo en el cielo cuando se da en el templo de Dios. “Y aquí (en la tierra) ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí (en el cielo) uno de quién se da testimonio de que vive” (Heb.7:8).


QUÉ COSA “NO ES” EL DIEZMO

Dilucidando confusiones, y resumiendo:

  • El diezmo ya no es una ley, pero es un principio de agradecimiento, de estilo de vida, de disciplina personal, y de abundancia.

  • El diezmo no es solo una obligación legal impuesta por la iglesia, pero es una obligación personal impuesta por uno mismo para expandir el Reino de Dios.

  • El diezmo no determina el trato entre nosotros, pero determina la confianza que Dios pone sobre cada uno de nosotros.

  • El diezmo no determina el trato entre nosotros; determina la confianza en el ministerio. “En lo poco has sido fiel, sobre mucho te pondré” (Mt.25:21,23).

“Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades” (Lc.19:17). “Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?” (Lc.16:11).


LA PARTE INTOCABLE

El diezmo es la parte de la abundante bendición de Dios que no debemos tocar, como un recordatorio de que solo a Dios se adora, que se reconoce la fuente de donde viene todo, que él como Dios pone las reglas, y que no tenemos dominio sobre todo.

¿De qué formas podríamos nosotros estar "tocando" nuestros diezmos? Pues "reteniéndolos", definitivamente.

Los diezmos son como “árbol de la ciencia del bien y del mal en el Jardín del Edén, del que Dios dijo al hombres: “De todo árbol del huerto podréis comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comeréis, porque el día que de el comiereis ciertamente morirás” (Gen.2:17).

En la Biblia y en toda la creación siempre hay cosas reservadas de nosotros, prohibidas para nosotros. Están allí y no las debes tomar; de hecho las puedes tomar, pero tu desobediencia te acarreará siempre algún tipo de pérdida, siquiera gradualmente, porque no reconociste (formalmente, materialmente y tangiblemente) al Dueño de tus bienes.

Entonces, ¿por qué Dios las puso allí? ¿Para qué cosa están allí? Son una señal de que Dios tiene el control, no tú.

Es un recordatorio de que Dios es Dios, ¡y tú no eres Dios!, de que Él manda, no tú.

El diezmo es la parte en la que tú no mandas, es la parte que tú no administras.

Es algo así como el Día de Reposo entre los demás días de la semana. Es un sistema de adoración, de recordatorio, de obligar a la carne a respetar el origen de todo: Dios.

¡Ah, pero al ser humano en lo general nos encanta ser dios! Nos gusta y queremos tener TODO el control. Pero, desde el momento en que yo lo tengo todo y no reservo nada de mí, entonces yo estoy jugando a ser Dios… y cuando juego a ser Dios me doy cuenta de que soy una fuente no sostenible, porque yo no le doy vida a la creación.


LA TENTACION DE SIEMPRE

La tentación es ser como Dios, es la misma vieja tentación de antaño. “Seréis como Dios”, dijo el diablo a Eva (Gen.3:5). El hombre en todo quiere ser Dios: en las posesiones, en el manejo de su salud, en su explotación del prójimo, en su uso del sexo, en el poder que busca sobre los demás, etc., etc.,… ¡en todo!

El diablo lo sabe, porque él mismo quiso ser como Dios, y por eso ofreció lo mismo a Eva. “Seréis como Dios” (Gen.3:5).

Sin embargo, en el momento en que yo me tomo el derecho de mandar en todo, yo me estoy haciendo responsable de todo el sustento de mis cosas, hasta de mi relación con Dios, hasta del origen de la vida. Y así entonces, cuando dejo de adorar a Dios, todo la que esta debajo de mi mando comienza a morir, y a dar signos de muerte (como una consecuencia natural, no solo como un castigo), porque yo no puedo sostenerlo. Yo puedo administrar hasta cierto punto la vida, pero no puedo dar vida. Conectado con Dios puedo disfrutar la vida, desconectado Dios solo ministraré muerte.


ANALOGIA DE LOS IMPUESTOS

Usted no puede dejar de pagar impuestos a su gobierno, porque hay un contrato social que tenemos con él. Él provee los servicios públicos, como la seguridad, el suministro del agua, la infraestructura de caminos y carreteras, la electricidad, la administración de la justicia, la educación, etc. Si un día yo decido no pagar mis impuestos voy a ser sancionado. ¿Por qué? ¿Porque no soy libre? Sí soy libre, pero la libertad consiste en fungir en lo que soy: Soy solo un administrador, y nunca un dueño.

Se considera un robo, un delito castigado con multas y cárcel el evadir pagar los impuestos, porque yo me constituyo en un ciudadano que está usando los servicios públicos sin querer pagar por ellos.

Si me negara a pagar mis impuestos al gobierno de mi nación, yo me estaría convirtiendo en una nación aparte, haciéndome responsable entonces de dar origen a todo un nuevo aparato estructural y a otro sistema económico de provisión de esos bienes.


DINERO ADMINISTRADO POR HUMANOS

¿Por qué damos nuestro diezmos a organizaciones humanas, administradas por humanos?

Se necesita que una persona “en la tierra” declare oralmente la bendición sobre ti y sobre tus graneros, para que así opere la bendición divina sobrenatural de Dios sobre tu vida. “Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz” (Nm.6:23-26)

La palabra “bendición” significa “Ben-decir”, o “bien decir”, o sea, declarar bien, bienestar y bienes sobre otro menor en Iago espiritual: “Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor” (Heb.7:7).

La palabra declarada de bendición es una bienaventuranza sobre tu vida y sobre todo lo que ella involucra. Nadie podemos negar el poder sobrenatural que hay en lo que declaramos, tanto por el inmenso respaldo bíblico que hay acerca de este asunto, como por los frutos que hemos visto en la práctica de nuestra vida siempre.


EL ASUNTO ES GENEROSIDAD

La persona agradecida nunca se pone a discutir tanto acerca de por qué en la iglesia cristiana se piden diezmos y ofrendas; simplemente ama la obra de Dios, a través de la cual ha sido alcanzada, y quiere que otros también lo sean.

Tampoco se le hace mucho el 10% para darle a Dios; antes, quisiera poder dar mucho mas que eso, según sus posibilidades, con tal de servir a Dios a través de sus ofrendas de amor:

“La historia del Evangelio es en sí una historia de generosidad” (ha dicho siempre el Ministerio Bible Project).

El Padre dio:

Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Jesús dio:

II Corintios 8:9 dice: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”.

El Padre da:

Romanos 8:32 dice: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”

I Timoteo 6:17 dice: “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos”.

Santiago 1:17 dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.


CONCLUSION:

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Mal.3:10).


Por: Ariel Romero López

(C) 2022


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