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CONOCIÉNDOLO Y DÁNDOLO A CONOCER

Hay dos privilegios supremos en esta vida: Conocer a Dios y darlo a conocer. Debemos aprovechar y disfrutar estas dos hermosas bendiciones, valorándolas como lo más privilegiado de la vida.

Los pastores que fueron avisados por el coro de ángeles acerca del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo “se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían” (Lc.2:15-18).

Tomando su ejemplo, podemos ver que ellos fueron a conocer a Jesús, pero también testificaron acerca de él.

¡Es una honra conocer a Dios, y un placer compartirlo con los demás! Ambas cosas forman parte de la vida espiritual: Conocer a Cristo es el principio de la vida espiritual; darlo a conocer es la misión espiritual de la vida.


¿QUÉ ES UN PRIVILEGIO?

¿Has tenido el privilegio de conocer a alguien importante?

Algunas personas consideran uno de los privilegios mas grandes de su vida el haber conocido a algún artista famoso, o a alguna personalidad de la realeza, del arte, de la literatura, de la política, etc., según los gustos e intereses de esa persona en particular. Sin embargo, el privilegio más grande es conocer a Dios.

Debemos seguir el ejemplo de quienes han sabido dar a conocer a Dios a otras personas, concediéndoles también ese hermoso privilegio.


DOS RESPONSABILIDADES… TAMBIÉN

Los dos privilegios son también dos responsabilidades que se piden de nosotros. Si los dos mas grandes privilegios son conocer a Dios y darlo a conocer, entonces tenemos la doble responsabilidad de:

  • Conocerlo mejor.

  • Darlos a conocer más.

Decía San Pablo: “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor” (Rom.1:14).


DANDO A CONOCER A JESÚS

En el primer capítulo del Evangelio de Juan tenemos la historia de algunos de los primeros seguidores de Jesús, los cuales le fueron conociendo por el compartir de uno hacia el otro:

Primer día:

  1. Juan el Bautista (1:35-37).

  2. Andrés (1:40).

  3. Simón Pedro (1:40).

Segundo día:

  1. Felipe (1:43).

  2. Natanael (1:45).

¡Qué hermosa secuencia de compartir la experiencia de haber conocido cara a cara a Jesús!


SIETE PRINCIPIOS DE VIDA PARA DAR A CONOCER A JESÚS

Hay siete principios con lo que definimos específicamente nuestra responsabilidad de compartir el mensaje de Jesús.

  1. Todos los creyentes debemos evangelizar de alguna u otra manera.

  2. Ningún cristiano está completo si no comparte su fe.

  3. Usted puede desarrollar su propio estilo de evangelizar.

  4. Usted puede probar algún método aunque sea algo controversial o no ortodoxo, siempre que produzca el fruto de la ganancia de almas.

  5. Usted puede pedir y recibir sabiduría para ganar a la gente.

  6. La mejor manera de evangelizar es meterse como el agua entre las personas.

  7. Debemos conquistar los siete montes de la sociedad juntos.

Yo te preguntaría hoy. ¿Qué método o forma tienes tú para dar a conocer tu testimonio a las demás personas?


DESARROLLA TU ESTILO

Tu estilo de predicar a Cristo puede tomar la forma de tal vez recordar tu iglesia, compartir en tus redes sociales pensamiento y versículos bíblicos, invitar a los demás a eventos cristianos. Simplemente al compartir tu testimonio o estar allí cerca de tus familiares cuando están en alguna necesidad, y proveerles una oración, etc., son todos métodos válidos para hacer un impacto en sus vidas que los acerque a Dios.

San Pablo escribió: “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” (I Cor.9:22).


SIGUE EN CONTACTO CON LOS INCONVERSOS

Las estadísticas dicen que en tus próximos 18 meses después de haberte convertido al Evangelio has perdido a todos tus amigos mundanos. Ese el tiempo que por lo general se toma para que ahora todo tu círculo de amigos sean solo cristianos.

¿Sabes que Pablo dice, “no (dejen de juntarse) absolutamente con los pecadores de este siglo, pues en este caso os sería necesario salir del mundo”? San Pablo también exhorta a las casadas cristianas que tienen un marido inconverso, diciendo: “No lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?” (I Cor.7:13-16).


CUIDÁNDOTE… PERO A LA VEZ ALCANZANDO A OTROS

Entonces, ¿cómo lidiamos con los inconversos, si también debemos cuidar que se exponga a algún riesgo nuestra propia relación con Dios? Podemos seguir esta clara regla bíblica: “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos” (Jer.15:19).


ORANDO CORRECTAMENTE

¿Sabías tú que si estás llevando fruto de almas salvadas puedes pedir lo que quieras? Así es... y esto es porque cuando nos interesa la salvación de los demás estamos alineado al sentir del corazón de Dios. Jesús dijo: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé" (Jn.15:16).

A veces pides, pero no pides bien, porque perdiste la visión de las almas. “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (St.4:3).

La Biblia nos enseña a pedir teniendo en cuenta las prioridades espirituales, y dentro de ellas está por encima de todo la salvación de las demás personas, que entren al reino de Dios: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mt.6:9,10).


CONCLUSIÓN

Oremos siempre por las almas perdidas. El Señor busca intercesores, como en el tiempo del Profeta Ezequiel, cuando dijo: “Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé” (Ez.22:30).


Por:

ARIEL ROMERO LOPEZ

Pastor - Vino y Aceite Internacional

(C) 2022


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31 TEXTOS ACERCA DEL COMPARTIR DE JESÚS

Rom.1:14

Rom.1:16

II Rey. 7:9

Pr.11:30

Mr.16:15,16

Mt.18:19

Hch.1:8

Jn.1:41

Jn.1:45

II Cor.5:18,19

Sal.126:6

Rom.10:15

Ef.6:19,20

Mt.5:32

Dn.4:2

Hch.8:4

Mt.4:19

Mt.24:14

I Pe.3:15

Mt.9:37,38

Lc.12:12

Mt.10:20

Hch.18:9

I Cor.15:1-4

Ef.4:15

II Tim.2:24-26

II Pe.3:9

Ef.5:16,17

Mr.16:20

Jer.1:7-9

Hch.5:42


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