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¡AVÍVATE!... A TÍ MISMO - Por Ariel Romero

Los hijos de Dios podemos, de repente, descuidarnos y deslizarnos. “Tengo contra ti que has dejado tu primer amor”, dijo el Señor Jesucristo a la iglesia de Éfeso (Ap.2:4). “Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir”, le dijo también a la iglesia en Sardis (Ap.3:2). En casos como estos es necesario un avivamiento; pero, ¿qué es esto? “Avivar” es revivir e inyectar nueva vida a algo que estaba a punto de morir.

Cuando los creyentes hemos perdido la pasión de nuestras primeras experiencias con Dios ¡necesitamos un avivamiento! Pero para poder provocarlo o atraerlo a nuestras vidas es imprescindible saber bien qué cosa es… así que vamos a definirlo.


LA NECESIDAD DE UN AVIVAMIENTO

El avivamiento es el bendito remedio provisto por Dios para salvar, restaurar y reactivar sus propósitos y sus planes para nosotros. Es algo que podemos y debemos buscar asiduamente cuando nos hemos descuidado.

Con todo y sin embargo, cabe mencionar que un avivamiento no es necesariamente el escenario más deseable, porque en teoría el hecho de “necesitar un avivamiento” indica que el creyente ha llegado a un punto crítico, a una situación de descuido o sequedad. En realidad, el mejor de los casos sería nunca estar en la necesidad de un avivamiento, en virtud de que hayamos logrado mantener “encendida la llama” de Dios constantemente (como se dijo en la Ley, “el fuego arderá continuamente en el altar; y no se apagará” (Lv.6:13).

Como quiera, y hoy por hoy, sí se necesita urgentemente un avivamiento. En estos tiempos “por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mt.24:12). ¡Y mire bien lo que allí se dice! Según el “contexto de este texto”, esta frialdad sería una señal de los tiempos del fin (que estamos viviendo), acerca de los cuales también Jesús exhortó, diciendo: “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra” (Lc.21:34).

Pero esta vez, para que el avivamiento funcione, es necesario que llegue al nivel personal.


TIPOS DE AVIVAMIENTO

Existen varios tipos de avivamiento espiritual. El que se refiere al nivel individual es el más importante. Los tipos de avivamiento que puede hacer pueden clasificarse así:

  • Mundial. Estos son los que alcanzan a todo el mundo, o bien, a muchas naciones. El avivamiento de la Calle Azusa en 1900 es un ejemplo, porque allí fue restaurado el bautismo del Espíritu Santo (olvidado por muchos siglos), y desde allí surgieron los grandes movimientos pentecostales que hasta hoy están “barriendo el planeta” con el fuego de Dios. Otro caso, es al Avivamiento Final, profetizado en la Biblia para los últimos días antes de la venida de nuestro Señor Jesucristo (Is.2:1-5; 60:1-5; Jl.2:28-32; Hag.2:9; Mt.24:14).

  • Nacional. Este es un avivamiento que alcanza a toda una nación, y la trae “de rodillas” a los pies de su Creador nuevamente. Un ejemplo es el caso de lo sucedido en los días del Rey Josías, y que afectó al todo Israel en el tiempo de los Reyes. Otro caso así sucedió en Gales, en el siglo IX. Algo así, también, estamos esperando (por profecía) en varios países, ¡como yo lo estoy esperando en México!

  • En la Ciudad. Estos son derramamientos que Dios realiza de su Espíritu en una ciudad en particular, pero que no necesariamente afectan más allá de los liímites de su región cercana, aunque no por esto sea menos importantes (Ausbury Kentucky es un ejemplo). Algo muy similar llegamos a experimentar cuando era pequeño (¡y soy testigo!), cuando de un avivamiento de este tipo cayó sobre mi ciudad de Tecate Baja California, Mexico en los años setentas y ochentas.

  • Local. Este es un tipo de reavivar que cae sobre una iglesia en particular. Yo lo viví en nuestro grupo juvenil en la Iglesia del Nazareno, por allá por los años 1900´s, y luego también uno siguiente en la Iglesia nueva Jerusalén (en la misma década, en la misma ciudad).

  • Familiar. Estos son “visitaciones divinas” sobre una familia en partícular, a quienes Dios escoge para realizar un propósito definido y especial. Uno así fue el que se vivió en la casa de Cornelio, el Centurión Romano. Uno así llegamos a vivir en mi familia, los hermanos Romero López, cuando éramos jóvenes.

  • Personal. Este es el tipo de avivamiento más íntimo, el que surge y se mantiene en comunión individual con Dios (II Cor.13:14).

Como dijimos, el que se refiere al nivel individual es el más vital, porque la experiencia de fuego espiritual comienza en una persona, y luego, y luego esa llanura puede lograr tocar a multitudes, y trascender hacia otros niveles de avivamiento. Además, si un avivamiento general no se cultiva a nivel individual, simplemente no se sostiene por mucho tiempo.


SÍNTOMAS DE FALTA DE AVIVAMIENTO PERSONAL

El cristiano puede llegar a experimentar descuido espiritual, conforme contrista al Espiritu de Dios, quien desea mantenerlo en comunión con Dios todo el tiempo. “Es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (Heb.2:1).

¿Cuales son los síntomas de la necesidad de un avivamiento personal? Las palabras del cantante evangelista Keith Green en su canción “My Eyes Are Dry" dicen:

“Mis ojos están secos, mi fe es vieja

Mi corazón está duro, mis oraciones están frías”.

Aquí se describen cuatro características:

  • Ojos secos. Esto es cuando ya no lloramos por nuestras condición personal, familiar o social.

  • Fe vieja. Es es cuando pretendemos “vivir de glorias pasadas”, de testimonios de hace años, pero no nuevos.

  • Corazón duro. Es cuando ya no “temblamos ante su Palabra” (Is.66:2), ni nos quebrantamos ante Su Presencia, ni somos sensibles a la necesidad de los demás, ni nos involucramos en la obra de Dios.

  • Oración fría. Es cuando nuestras oraciones son breves, rutinarias, escasas, obligatorias y “por fuera”, sin corazón.

¿Cuántos estamos así? ¿Cuáles de estas cosas describen nuestra vida? ¿Qué podemos hacer al respecto?


EL AVIVAMIENTO PERSONAL

En la Parábola del Hijo Prodigo, relatada por Jesús en Lucas 15:11-32, nos habla de un avivamiento a nivel personal. Cuando el hijo decidió “me levantaré e iré a mi padre” (15:8), se activo su corazón y emprendió su regreso. La algarabía que desató el regreso de la búsqueda del hijo a causa de la cercanía con su padre, provocó una celebración mayúscula, que movilizó a toda la hacienda.

¡Un avivamiento es una fiesta de Dios!, celebrando que sus hijos han vuelto su corazón hacia él! ¡Aleluya!

Las palabras “sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta” (15:22,23) simbolizan los actos y acciones que Dios toma cuando sus hijos regresan a buscarle, anhelando su presencia, arrepentidos de su frialdad y desamor.

Pero fijémonos (muy especialmente) en las palabras “porque este mi hijo muerto era, y ha revivido” (15:24). ¡Esto representa un avivamiento personal! “Era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido” (Lc.15:32).

¡Esto es un verdadero avivamiento en la casa del Padre!


HIJOS DE LA CASA... ¡Y DEL AVIVAMIENTO!

La actitud de hermano mayor del Hijo Prodigo ejemplifica a los hijos de Dios que se han vuelto fríos también, que aún cuando se encuentran dentro de casa no disfrutan el amor del Padre, ni de sus bendiciones.

¡Cuidado con caer en lo rutinario! Es necesario ser hijos de la casa, pero también hijos que viven en constante comunión con Dios. “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos” (Lc.15:31,32).


CÓMO CONSEGUIR UN AVIVAMIENTO PERSONAL

La misma canción “"My Eyes Are Dry”, que ya mencionamos, nos indica el camino a retomar para regresar a Dios y a su hermosa comunión:

“Y sé cómo debería ser:

Vivo para Ti y muerto para mí.

¿Qué se puede hacer por un corazón viejo como el mío?

Suavizarlo con aceite y vino.

El aceite eres Tú, Tu Espíritu de amor.

Por favor, límpiame de nuevo en el vino de Tu sangre.

Y derramaré mi corazón delante de Ti

En adoración, en espíritu y verdad,

Y en quebrantamiento te adoraré.

Dios fiel, Dios eternamente fiel

Aquí está mi corazón, Señor, tómalo y séllalo.

Límpialo, refréscalo y sáname completamente.

Abre mis ojos para ver Tu rostro.

Abre mis oídos para escuchar Tu gracia.


EXHORTACIÓN FINAL

Volvamos hoy nuestros corazones a Dios, nuestro Padre, y nunca más volvamos a permitir ser hijos fríos y secos ante su amor. Mantegamos ese fuego vivo. ¡Nunca más volvamos a estar la “necesidad de un avivamiento”, sino vivir en él todo el tiempo, manteniendo un constante disfrute de la vida con Dios.


ARIEL ROMERO LOPEZ

(C) 2023

Pastor General - Ministerio Vino y Aceite Internacional

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32 TEXTOS ACERCA DEL AVIVAMIENTO:

Lv.6:13

Lv.26:9

II Cr.7:14

Sal.51:10

Sal.71:20

Sal.80:18,19

Sal.85:6

Is.2:1-5

Is.57:15

Is.60:1-5

Is.66:2

Lm.5:21

Ez.36:9

Os.6:2

Os.2:14

Hab.3:2

Jl.2:28-32

Miq.2:12,13

Hag.2:9

Zac.1:3

Mt.24:12

Mt.24:14

Lc.15:8

Lc.15:22,23

Lc.15:32

Lc.21:34

II Cor.13:14

Heb.2:1

St.4:8

Ap.2:4

Ap.3:2

Ap.3:15,16

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